Lo de Guillem Martínez es increíble. Aún no he leído la recopilación de sus columnas publicadas por Anagrama, Los domingos. Pero leerlo siempre es una sorpresa.

Soy muy fan de sus crónicas sobre el procés catalán, ese esperpento de la propaganda política. Pero en Los domingos se permite reflexiones de otro calado…

Es raro que un columnista use así el lenguaje. Todo lo contrario al mal que aqueja a la prensa, que es el uso atrofiado de la palabra. Fórmulas hechas en lugar de palabras. Reproducción del sentido común (que suele ser el del poder) en lugar del pensamiento.

Aquí una muestra. Una columna deliciosa sobre el regreso de Ulises, las señales secretas de los navegantes y de los esposos, y -ay- el tiempo perdido (o no) de la juventud.

Buscar, encontrar las señales, que nadie verá salvo a quien las regales, ocupa una gran franja de la vida. La juventud. Impiden, tal vez, compartir la juventud, esa franja sin señales, en las que las señales se fabrican. Lo dice Penélope en el canto que da sentido a las señales. Las parejas obtienen señales en pago a su juventud. Las canciones absurdas, sin lógica alguna, sobre señales, requieren sacrificar en señales la juventud. Como enLa Odisea, llegar requiere ese incendio.

La columna completa de Guillem Martínez puede leerse aquí.

Bonus track

Rodrigo Fresán reseña Los domingos.

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José Miguel Tomasena

Escritor, periodista, profesor universitario. Autor de El rastro de los cuerpos (Grijalbo, 2019) , La caída de Cobra (Tusquets, 2016). Co-guionista de Retratos de una búsqueda. Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí en 2013 por ¿Quién se acuerda del polvo de la casa de Hemingway (Paraíso Perdido, 2018). Investiga formas de socialización lectora en internet.