Ya decía que fue un año de buena música. Ahora toca recordar las buenas lecturas del año.
De entrada, me sorprende descubrir que he leído menos novelas que en años previos. En cambio, he leído más ensayos. Será porque estoy estudiando un posgrado. Pero también se debe a algo más práctico: me he cambiado de país y el proceso de mudanza supuso una cadena de trámites, talachas y resolución de pendientes que fragmentaban mi atención (y mi tiempo). Terminaba exhausto.
La lista (in)completa de mis lecturas se puede consultar en Goodreads. Por acá lo mejor:
Narrativa
- Ronda del Guinardó y Últimas tardes con Teresa, de Juan Marsé. (Nueva adicción)
- La muerte del padre y Un hombre enamorado, de Karl Ove Knausgärd.
- La subasta del lote 49, de Thomas Pynchon
- Las enseñanzas de Don Juan, de Carlos Castaneda
- Méjico, de Antonio Ortuño
- Había una vez un pájaro, de Alejandra Costamagna
- Gracias por la compañía, de Lorrie Moore
Crónica
- Los 43 de Iguala, de Sergio González Rodríguez.
- Chicas muertas, de Selva Almada
- Tengo que morir todas las noches, de Guillermo Osorno
- La conquista de lo inútil, de Werner Herzog
Ensayo
- La corrosión del carácter, de Richard Sennett
- La educacion desde la comunicación, de Jesús Martín Barbero
- Spreadable Media, de Henry Jenkins, Joshua Green y Sam Ford
- The long tail, de Chris Anderson
- Narrativas transmedia, de Carlos Scolari
- Youtube: Online video and participatory culture, de Jean Burgess y Joshua Green
- Software takes command, de Lev Manovich
Novelas gráficas
- Las meninas, de Santiago García y Javier Olivares
- Kafka, de David Zane Mairowitz y Robert Crumb
- X’ed Out y The Hive, de Charles Burns
- Hit emocional, de Juanjo Sáez
- Uncle Bill, de Beff
Álbum infantil
- Atrapados, De vuelta a casa, El corazón y la botella, El misterioso caso del oso, de Oliver Jeffers. (En realidad, cualquier cosa de Oliver Jeffers: genio).
- Zoo, de Suzy Lee
- Olivia y las princesas, de Ian Falconer
- ¿Quién come a quién?, Aleksandra Mizielinska y Daniel Mizielinski
- Igor, el pájaro que no sabía cantar, de Satoshi Kitamura. (Dedicado a Ornette Coleman, otro pajarraco incomprendido).
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