Vi la última de Paolo Sorrentino, que se llama Fue la mano de Dios.

Me encantó. Es divertidísima, triste, delirante, sencilla, conmovedora, tierna, patética, surrealista. Nadie como Sorrentino para mezclar tantos registros estilísticos y emocionales. Te hace transitar por toda una serie de experiencias durante la película.

Es menos grandilocuente que La Gran Belleza, su obra maestra. Pero es mucho más personal: está basada en sus recuerdos y en su tragedia familiar.

Una gran película. Está en Netflix.

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José Miguel Tomasena

Escritor, periodista, profesor universitario. Autor de El rastro de los cuerpos (Grijalbo, 2019) , La caída de Cobra (Tusquets, 2016). Co-guionista de Retratos de una búsqueda. Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí en 2013 por ¿Quién se acuerda del polvo de la casa de Hemingway (Paraíso Perdido, 2018). Investiga formas de socialización lectora en internet.