Hay artistas que consiguen un lenguaje tan personal que puedes identificarlos en un momento: Miró, Miles Davis, Jis, Thelonius Monk, Maitena, Chillida.

El músico con el que he estado obsesionado este 2021 es Ry Cooder. Tiene un algo, un estilo tan particular. He escuchado todos sus discos este año, particularmente The Prodigal Son.

Me enloquece su tono, cómo usa el slide, su ritmo.

Como estoy aprendiendo a tocar guitarra eléctrica, lo he tomado como modelo a copiar. He seguido tutoriales sobre cómo usa la mano derecha. ¡Ese boogie! Y he aprendido de él a usar el blues como punto de partida y, poco a poco, espandirme a otras formas de música popular.

Cuando terminé de escuchar toda su discografía, me seguí con aquellos discos en los que tiene crédito como productor o como instrumentista. Pueden ser Los Rolling Stones, Mavis Staples, Ibrahim Ferrer, Eddie Vedder con Nusrat Fateh Ali Khan, Taj Mahal, etcétera. Lista infinita.

Cooder ha explorado todos los territorios sonoros que ha podido. Es curioso, ecléctico, aventurero, generoso. Un gringo que no se cree el ombligo del mundo, que entiende que su tradición es apenas una entre miles.

Ha tocado norteñas con Flaco Jiménez, country con Jason Isbell, música india con Vishwa Mohan Bhatt y ese discazo a duelo con Ali Farka Touré, (otro genio con sonido único), la musica popular mexicana e irlandesa (ese disco increíble de Los Chieftains + Los Tigres del Norte). Y por supuesto, la música cubana.

Puede tocar todo. Pero siempre suena a él.

Mixtape IHice una playlist en Spotify. Si pudiera, haría una mixtape.

Mi músico de 2021.

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José Miguel Tomasena

Escritor, periodista, profesor universitario. Autor de El rastro de los cuerpos (Grijalbo, 2019) , La caída de Cobra (Tusquets, 2016). Co-guionista de Retratos de una búsqueda. Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí en 2013 por ¿Quién se acuerda del polvo de la casa de Hemingway (Paraíso Perdido, 2018). Investiga formas de socialización lectora en internet.