A veces sucede que te gusta algo que creías que no debería gustarte (O al revés: que algo que creías agradable nomás no).
Por ejemplo: este dueto de música electrónica, Sylvan Esso. Nunca me he sentido atraido por los soniditos sintéticos ni por los ritmos de discoteca. Pero.
Quizá tiene que ver con la forma en que la música se mete al cuerpo de la chica, la forma en que la atraviesa, vive en ella y la hace moverse, cantar.
Me emociona mucho.