Ayer leí a mi hijo El traje nuevo del emperador, el cuento de Hans Christian Andersen. Lo leemos en la edición crítica de Los cuentos de hadas clásicos, publicada por la editorial Crítica,  con comentarios de Maria Tatar.

En primer lugar, qué título: El traje nuevo del emperador.  Perfecto, redondo, sonoro.

Yo recordaba la anécdota simplona: un rey vanidoso es engañado para que se haga un traje con hilos invisibles; toda la corte le sigue la corriente y lo adula, hasta que un niño se atreve a gritar la verdad: ¡El rey está desnudo!

Lo que no recordaba es el sutil tratamiento narrativo del engaño. Los estafadores se salen con la suya porque explotan esa secreta inseguridad que el rey, como todos nosotros, tenemos: el miedo a que los demás no nos consideren suficientemente inteligentes, suficientemente sofisticados. El miedo a que no nos consideren suficiente.

Porque el traje sólo es visible para los listos. Dicen los estafadores.

Y el rey quiere ser listo, por supuesto. Como todos.

Tampoco es que el rey se deje convencer tan fácil. De hecho, sospecha. Tiene miedo de que lo engañen. Y por eso envía a varios hombres de confianza a supervisar lo que hacen los costureros. Pero ellos también caen en la trampa: ¿Y si los demás se dan cuenta de que en realidad soy un tonto porque no veo nada?

Porque el fondo del cuento no es que los personajes no puedan ver lo evidente, sino que prefieren callarlo por miedo a los demás.

Lo paradójico del cuento, lo magistral, es que este miedo a no parecer tonto termina por provocar lo que evitaban. evitar.

El mecanismo clásico de la tragedia: mientras más tratas de escapar de algo, más te acercas a ello.

(Ahora que lo pienso, el cuento reposa sobre la misma ceguera de la que escribí hace unos días respecto a la película The disaster artist).

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José Miguel Tomasena

Escritor, periodista, profesor universitario. Autor de El rastro de los cuerpos (Grijalbo, 2019) , La caída de Cobra (Tusquets, 2016). Co-guionista de Retratos de una búsqueda. Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí en 2013 por ¿Quién se acuerda del polvo de la casa de Hemingway (Paraíso Perdido, 2018). Investiga formas de socialización lectora en internet.