Ayer me hice de una copia de Permanente Obra Negra, de Vivian Abenshushan, una obra a la que le traía muchas ganas pero que no conseguía en España.
Debo aclarar: conseguí la edición más tradicional (publicada por Sexto Piso), porque el proyecto es también mucho más complejo.
Es un libro navegable, en el sentido que Vicente Luis Mora desarrolla en su ensayo El lectoespectador: la página se fragmenta y ofrece múltiples trayectorias de lectura.
Y de fragmento en fragmento empiezan a surgir ecos: los límites de la novela, las condiciones materiales de la escritura, el copyright, la explotación de los escritores, el plagio, el Negro literario…
Y eso que apenas comencé a navegarlo…