Nunca había visto algo así: el instante en el que nace una obra de arte.
Lennon viene tarde. McCartney pica piedra. Harrison bosteza. Ringo nomás mira.
Al segundo 30, no hay nada. Veinte segundos después, Paul sigue picando piedra. Y un minuto después ya existe el núcleo duro de uno de las más grandes canciones de rock de la historia.
Get back, el documental de los Beatles, está lleno de momentos así, en los que lo ordinario (Yoko tejiendo, la hija de Linda McCartney, tazas de café, panes con mantequilla) se convierte de súbito en extraordinario. Vale la pena aburrirse largos ratos, porque luego emerge lo extraordinario. Así de (extra)ordinaria es la vida.
