Todo lo importante gira alrededor de este poema: Canto a su amor desaparecido.

El jueves lo escuché, en voz viva, recitado por su autor, Raúl Zurita. Y sin saber cómo, estaba llorando.

En el fondo vibraba todo lo que he escuchado y oído al acompañar a Alicia en la realización de su documental, Retratos de una búsqueda.

Pegado, pegado a las rocas, al mar, a las montañas.

Luego me agripé, dormí una siesta mientras mi hijo también dormía, y al despertar vi en Twitter que el PRI estaba puteando manifestantes, puteando a mis alumnos, amigos, colegas. Y recordé que Ali y su hermana planeaban ir a la FIL, antes de que yo durmiera, y mi angustia sólo se detuvo cuando respondió mi llamada y me dijo que estaban en el Oxxo.

Y después arrestaron a los vándalos, se los putearon como el 28 de mayo de 2004, los arrastraron de las greñas a las camionetas, les dieron toletazos aunque estaban sentados, indefensos.

Y la gente buena condenaba la violencia, decía que con vandalismo no se llega a ningún lado, que qué ganan yendo a la FIL, que sentían pena por los jóvenes bien intencionados, pero que la violencia no lleva a ningún lado, pagan justos por pecadores.

Y el poema de Zurita seguía retumbando y me producía una vibración íntima terrible.

 

Este post fue publicado originalmente en el blog Índice de Mentiras.

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José Miguel Tomasena

Escritor, periodista, profesor universitario. Autor de El rastro de los cuerpos (Grijalbo, 2019) , La caída de Cobra (Tusquets, 2016). Co-guionista de Retratos de una búsqueda. Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí en 2013 por ¿Quién se acuerda del polvo de la casa de Hemingway (Paraíso Perdido, 2018). Investiga formas de socialización lectora en internet.