Biblia de Gutenberg. Foto de Benjamin Golub. Licencia CC BY-NC-SA 2.0

Me enteré de la existencia de Genius a través de una nota en Pitchfork sobre las anotaciones que el productor musical Rick Rubin (leyenda) hizo sobre algunas canciones o discos de artistas con los que ha trabajado (Johny Cash, los Beastie Boys, Kanye West y Jay-Z) o que admira, como Vampire Weekend.

¿Genius? Nunca había oído hablar de ello. Y mi sorpresa es mayúscula, porque se trata de una de mis fantasías tecnológicas: una plataforma que permita hacer comentarios (o notas al pie) a palabras o frases específicas de un texto, añadirle fotos, videos, canciones, mapas o lo que se te pegue la gana y luego comentar los comentarios, de modo que cada palabra se convierte en una matriz cuyas interpretaciones se expanden hasta el infinito.

Fantasía (¿o pesadilla?) borgeana.

Yo amo las ediciones críticas cuando quiero clavarme en un texto. Procuro buscar una edición con harta nota al pie. Pienso en la Biblia de Jerusalén, que tiene explicaciones o referencias deliciosas, o en las ediciones de Cátedra de Pedro Páramo (con estudio introductorio y notas de José Carlos González Boixo) y de Trilce (los comentarios de Julio Ortega fueron especialmente útiles para desentrañar tan maravillosas mafufadas). O ya en la era tecnológica, esa app para iPad de Blanco, el poema de Octavio Paz, que publicó el Conaculta.

Pienso que en la medida que los libros electrónicos expandan las posibilidades de actualización constante del texto (a diferencia del papel, que garantiza su permanencia), podremos ver el potencial de esto. Yo pagaría, por ejemplo, por un ebook expandible en el que algún experto, quizá Enrique Vilamatas o Harold Bloom (o los dos) va anotando el Ulises, de James Joyce. ¿O qué tal leer El capital con anotaciones en tiempo real hechas por Thomas Pikety y Slavoj Zizek?

Por supuesto que los compas de Genius son menos elitistas que yo. Y su sistema puede ser anotado y comentado por cualquiera, como la Wikipedia, aunque hay un sistema de puntuación (y prestigio) para los mejores comentadores. Por lo que he sabido, empezó como un sistema para comentar letras de rap, pero luego se ha extendido a otros géneros musicales, y ahora, a textos literarios.

El potencial educativo de este sistema es evidente. Y por eso existen cuentas especiales para maestros, que tienen funciones especiales para la retroalimentación entre el profe y sus alumnos y que permiten reservar algunos artículos para discusión privada, entre otras monerías.

A mi, que doy clases de literatura, me suena interesantísimo.

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José Miguel Tomasena

Escritor, periodista, profesor universitario. Autor de El rastro de los cuerpos (Grijalbo, 2019) , La caída de Cobra (Tusquets, 2016). Co-guionista de Retratos de una búsqueda. Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí en 2013 por ¿Quién se acuerda del polvo de la casa de Hemingway (Paraíso Perdido, 2018). Investiga formas de socialización lectora en internet.