En su ensayo Tesis sobre el cuento, Ricardo Piglia dice que hay dos estrategias en el el arte del cuento: la clásica, que supone esconder un relato dentro de otro y revelarlo de manera sorpresiva al final, y la moderna, en la que el relato secreto se lee entre líneas y nunca se revela.
Mis cuentistas favoritos suelen ser los de la segunda especie: Chejov, Carver, Hemingway, Munro.
Te obligan a leer los silencios.
Disfruté El poder del perro, la última película de Jane Campion, precisamente por su capacidad para cifrar el conflicto a través de los silencios. En su película la violencia del western se trata desde la sutileza. No hay pistolas ni disparos. Pero es terrible, opresiva.
Todo se basa en las actuaciones, en el retrato poético de la hostilidad del paisaje, en el pasado escondido de esa familia, en el erotismo prohibido, en la música.
Parece una película chejoviana – moderna, en el sentido de Piglia -, hasta que se revela que en realidad es clásica. Y con la revelación climática, todo adquiere una dimensión aún más poderosa.
Mi película favorita de 2021.
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