La semana pasada iniciamos el curso de Conocimiento y cultura con una discusión alrededor de un video TED de Sugatra Mitra.

Lo que hizo el hombre es asombroso: instaló unas computadoras al aire libre en no sé qué pueblo de India, computadoras con conexión a internet, y observó que aprendían los niños. Descubrió, digamos, que los chavitos no sólo eran capaces de aprender a operarla sin ninguna instrucción, sino que aprendían otras muchas cosas (de entrada, a leer instrucciones en inglés, lengua que no hablaban). Así es que Mitra se preguntó si podrían aprender cosas más complicadas, como la replicación del ADN. No les digo qué pasó, porque les echaría a perder el video; digamos que no aprendieron todo pero tampoco se quedaron en cero.

Mitra llama a su propuesta SOLE (Self Organized Learning Environment), y la tesis central el aprendizaje emerge solito si generamos ciertas condiciones para que aparezca e interferimos lo menos posible.

Bueno, nuestros alumnos no son niños, ni viven en una comunidad marginal de India, pero de todos modos les pusimos el video y le preguntamos qué pensaban. La mayoría dijo cosas que pueden parecer bastante obvias, pero que en el día a día de la universidad no siempre lo son, como eso de que el aprendizaje depende de cada persona, y que el que no aprende algo es por bruto o apático –palabras mías–, porque tienen todos los recursos para hacerlo (biblioteca, laboratorio, bases de datos). Unos decían que qué diablos significa un ocho, un siete o un diez, y que habría que buscar otras formas de evaluar (¿Y por qué queremos evaluar?, pregunté, muy anárquico, pero nadie me hizo jalón). Incluso alguien dijo que por qué todos tenemos que aprender lo mismo al mismo tiempo.

Pero hubo otras cosas cosas que me llamaron la atención:

El profesor

Aunque algunos dicen que el maestro ya no es un gurú sabelotodo oráculo que resuelve todas las dudas, y usan expresiones más suaves como guía, instructor, facilitador, y hasta acompañante, siguen aferrados a que el profesor es de alguna manera el que sabe, el que guía, el que tiene una idea de qué vamos a hacer.

O sea: siguen concibiendo el aprendizaje como transmisión-recepción, como un depósito de ideas, recetas y respuestas que van de alguien que sabe a alguien que ignora. ¡Cómo nos cuesta aceptar la radicalidad de la propuesta de Mitra! Somos capaces de aprender por nosotros mismos, entre todos.

¿Revolución tecnologica?

Casi todos consideraron que la novedad de la propuesta de Mitra viene por el lado tecnológico (que ya puede ser a distancia, que el internet, etc), incluso con las tópicos y miedos tradicionales (que si la tecnología puede aislarnos, que si la interacción cara a cara…). Según mi experiencia, bastaría comprobar la primera semana de una clase presencial con una virtual para concluir que la interacción con otros es mucho más intensa en línea. Pero ese es otro tema…

Creo que la propuesta de Mitra no se trata de simplemente meter computadoras a las aulas –hay jardines de niños que venden el uso de tablets como la gran revolución; y el expresidente Fox vendía ese equipamiento como la gran panacea–. Se puede usar la tecnología más avanzada con los métodos pedagógicos más conservadores, y el resultado será más o menos igual: ¿De qué sirve trasladar a los alumnos a esos entornos virtuales —Moodle, Wikispaces, WebEx, Eluminate, da lo mismo, si sólo tienen que seguir las instrucciones que el profe les dictó?

Pienso que lo verdaderamente interesante de la propuesta de Mitra son algunos principios y métodos educativos: la confianza en el sujeto que aprende, la experiencia de que las personas somos generosas y apasionadas cuando nos retan, y que estamos dispuestos a compartir en lugar de competir, y que al compartir también aprendemos (aunque no nos demos cuenta), y que a los profesores, en lugar de concentrar poder y control, nos corresponde hacer preguntas, hacernos a un lado y contemplar con asombro los hallazgos de los alumnos.

Y esto no es nuevo: ya está en Paulo Freire, ya está en María Montessori (y seguramente en muchos otros educólogos que no he leído). En última instancia, es tan antiguo como Epicuro y Sócrates: la idea de que aprender es dialogar entre iguales.

Para leer más:

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José Miguel Tomasena

Escritor, periodista, profesor universitario. Autor de El rastro de los cuerpos (Grijalbo, 2019) , La caída de Cobra (Tusquets, 2016). Co-guionista de Retratos de una búsqueda. Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí en 2013 por ¿Quién se acuerda del polvo de la casa de Hemingway (Paraíso Perdido, 2018). Investiga formas de socialización lectora en internet.

2 comentarios en “Sobre Sugatra Mitra, el método SOLE, la tecnología y los métodos pedagógicos

  1. María de Lourdes Centeno Partida Hace 10 años

    Me parece increíble lo que hizo este profesor pero más increíble aun me parece la respuesta de los niños.
    El arte de plantear buenas preguntas, una idea simple pero poderosa que habrá que probarla con nuestros estudiantes universitarios, ojalá sus respuestas sean tan entusiastas como las de este grupo de niños.

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